lunes, 8 de octubre de 2018

Energía ¿Qué son los ‘Edificios de Energía Casi Nula’ (EECN)?


Escrito por Marcos Merino

El futuro de la edificación en Europa pasa por fomentar la construcción de inmuebles que demanden muy poca o ninguna energía, y que ésta provenga de fuentes sostenibles.

La eficiencia energética de las construcciones no sólo es un reclamo de los ambientalistas que tratan de luchar por la sostenibilidad ambiental y contra el cambio climático, también constituye un elemento clave para paliar la pobreza energética. Eso, y el hecho de que el sector de la construcción represente el 40% del consumo total de energía en la Unión Europea (y el 35% de las emisiones de gases de efecto invernadero) ha sido motor de una corriente regulatoria proclive a fomentar que las nuevas construcciones se sometan a criterios más estrictos de eficiencia energética.

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Así surgió la figura de los EECN (Edificios de Energía Casi Nula), definidos por la Directiva Europea 2002/91/CE en estos términos: “Es aquel edificio […] con un nivel de eficiencia energética muy alto […]. La cantidad casi nula o muy baja de energía requerida debería estar cubierta, en muy amplia medida, por energía procedente de fuentes renovables, incluida energía procedente de fuentes renovables producida ‘in situ’ o en el entorno”. Dicha directiva también establece las siguientes medidas:
  • La obligación de llevar acciones concretas en edificios que aún no ahorran energía.
  • Contemplar las condiciones climáticas del entorno del edificio a la hora de diseñarlo, con el fin de aprovechar el mismo de forma eficiente.
  • Perseguir un equilibrio entre las inversiones realizadas y los costes ahorradosa lo largo del ciclo de vida del edificio.
Este concepto de edificio es compatible con diversos materiales de construcción y estilos arquitectónicos, y persigue objetivos concretos como la limitación de la demanda de energía a 15 Kwh/m2a para la calefacción y a 15 Kwh/m2a para la refrigeración, así como que la energía primaria total demandada por el edificio no debe superar los 120 Kwh/m2a. Las autoridades europeas también son concretas a la hora de plantear su plazo de implantación: todos los nuevos edificios a partir del 31 de diciembre de 2020 deberán tener un consumo de energía casi nulo (una medida que se aplicará en breve en el caso de los edificios de las administraciones públicas).



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