lunes, 4 de diciembre de 2017

5 consejos para despedir a alguien usando la inteligencia emocional

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Te mostramos 5 consejos para despedir a alguien usando la inteligencia emocional, ya que prescindir de alguien no es plato de buen gusto para nadie.
El día a día de cualquier ejecutivo que se precie se compone de momentos buenos (como el éxito de un proyecto, los ascensos o la adquisición de un nuevo cliente) pero también de situaciones delicadas y, cuanto menos, peliagudas. Y, entre ellas, quizás la más dolorosa sea cuando tiene que despedir a alguien.
Una posición desgarradora, en la que se debe hablar con el corazón hacia una persona que va a sufrir un escarnio personal y público, comunicándole una decisión que afectará notablemente a su vida privada (hipotecas, préstamos, familia, etc.) y que le supondrá un cambio de orientación respecto a lo que espera de su carrera profesional.
Y, en muchos casos, los despidos no se deben a una mala actitud o incapacidad del trabajador, sino que se deben únicamente a causas financieras o de estrategia corporativa.

Cómo pueden los jefes desarrollar su inteligencia emocional

Aunque el nivel de dolor que va a experimentar el sujeto despedido no puede ser comparable al del ejecutor de su sentencia, lo cierto es que también desde el otro lado de la mesa se experimenta ansiedad y mucha angustia, por pura empatía con otro ser humano.
¿Cómo podemos minimizar la incomodidad y el dolor que sentirá la persona despedida, el directivo que se encargue de comunicar la noticia y el resto de compañeros? Resumimos cinco consejos procedentes de la inteligencia emocional para despedir a alguien.

Escoger el momento y lugar ideal



Por supuesto, la primera norma a la hora de hacerle llegar la mala noticia a un trabajador es escoger el momento y lugar ideal o, si se prefiere, menos negativo.
Por supuesto, esta clase de comunicaciones deben hacerse cara a cara, nada de enviar un mísero correo electrónico o una llamada, incluso aunque sean profesionales que trabajan en otras localizaciones o que se comunican habitualmente por estos cauces.
En cuanto al momento, lo mejor es evitar que la reunión se produzca ante toda la oficina, por lo que deberemos escoger momentos en que la mayoría del personal está ausente o se ha ido ya a casa (por ejemplo, a última hora del día o a la hora de comer).
¿La razón? Ante un despido, las emociones pueden aflorar y producirse ataques de ira o humillaciones públicas. No queremos que toda la plantilla asista a ese espectáculo ni que se contaminen con los comentarios dolidos del despedido.

Llevar un guión

En un encuentro para despedir a una persona, hay que ser empático y lo más natural posible, sin que ello signifique renunciar a la máxima planificación.
Y es que, la espontaneidad puede ser una auténtica condena a la hora de entender las necesidades emocionales de un trabajador, por lo que llevar un guión de las ideas que queremos transmitir es esencial para evitar imprevistos.
También es recomendable, en opinión de los expertos, ensayar esta clase de conversaciones (preferiblemente con los responsables de RRHH de la propia compañía) hasta que sea relativamente natural.

Paciencia y templanza

A ambos lados de la mesa se van a experimentar emociones fuertes que obligarán a las dos partes (al menos, a lo que corresponde al directivo a cargo de la decisión) a controlar esas sensaciones, darse tiempo, paciencia y no dejarse llevar por la ansiedad.
No es nada negativo esperar un poco antes de hablar con el fin de estar lo más tranquilo posible e, incluso, aplicar técnicas de relajación mental para evitar que los nervios y el estrés se apoderen de nosotros.

Firmeza y dignidad

A la hora de despedir a alguien, el ejecutivo debe mantenerse firme en todo momento, explicando los puntos fundamentales que han llevado a esta difícil decisión, sin profundizar en historias o malos rollos anteriores que reabran viejas heridas o generen nuevas áreas de discusión.
Asimismo, el directivo debe ser capaz de asegurar la máxima dignidad de los trabajadores, independientemente de cómo éstos reaccionen en un contexto tan controvertido para ellos.

Todo atado y bien atado

Al margen de la empatía y el respeto por el despedido, el ejecutivo no debe olvidar que debe explicar todos los detalles relacionados con el fin de la relación profesional, incluyendo las especificaciones de la indemnización por despido, los días de vacaciones que le corresponden, las políticas de devolución de bienes de la empresa (como el móvil o coche), la fecha del fin de los beneficios que le correspondan (como seguro médico privado) o las restricciones futuras que puedan tener para buscar empleo en la competencia.

Via: TICbeat

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