Hace cien años llegó la primera expedición a la Antártida. Un equipo español ha vuelto a alcanzar el Polo Sur geográfico. Lo ha hecho en algo más de un mes. Sin perros, ni motos, ni esquíes. También ellos querían ser pioneros en algo: ser la primera expedición que alcanza el Polo Sur impulsada únicamente por cometas.
Esta idea, que puede parecer rocambolesca, tiene sentido. El creador del catamarán eólico (una especie de trineo gigante del que tira una cometa de proporciones igualmente grandes) pretende convertirlo en el medio de transporte para futuras expediciones científicas. Se llama Ramón Larramendi y es consciente de que su propuesta puede sonar excéntrica “Cuando le cuento a la gente que llevo doce años trabajando en un trineo con cometas no suelen entenderlo”. Pero esta incredulidad se transforma en admiración cuando uno echa un vistazo a su curriculum.
Ramón Larramendi ha recorrido más de 10.000 kilómetros de hielo. Lo dice sin el más mínimo atisbo de orgullo, recordando un hecho. Ha pasado años en el continente más inhóspito del planeta: la Antártida. La ha bordeado en piraguas esquimales y la ha recorrido en trineo. La conoce como la palma de su mano. Larramendi también es famoso por participar en el programa de TVE ‘Al filo de lo imposible’, y desde hace años trabaja para Acciona, una empresa de infraestructuras y energías renovables que patrocina sus aventuras.
“Resulta sobrecogedor flotar entre el blanco de la nieve y el blanc, o del cielo”. Este es el último sms que Larramendi mandó desde la Antártida. Acababa de llegar a lo que sería el culo del mundo. Un culo con el que la humanidad está obsesionada desde hace ya un siglo. Larramendi y su equipo (Javier Selva, Juan Pablo Albar e Ignacio Oficialdegui) han sido los primeros en alcanzarlo con un vehículo eólico. El año pasado llegó la primera expedición en moto de nieve con paneles solares. En 2009, la primera expedición de discapacitados físicos.
Pero, ¿por qué este más difícil todavía? ¿Estas ganas de ser el primero en alcanzarlo con un impedimento nuevo? “Cualquier comparación entre nuestra expedición y las de Amundsen o Scott es meramente anecdótica” asevera tajante Larramendi. “Es cierto que la tecnología y nuestros medios son distintos, pero el territorio sigue siendo el mismo. El más inhóspito que se pueda encontrar el ser humano, al menos en este planeta”. El territorio es hostil, pero en la actualidad hay medios para hacerlo transitable. Puede que el último reducto para la aventura este entonces en las trabas que elegimos libremente. Y si esas trabas permiten un avance científico, están más que justificadas.
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