miércoles, 16 de noviembre de 2011

LA FORMACIÓN DE UN LÍDER, O “EL EFECTO MENTOR”

LA FORMACIÓN DE UN LÍDER, O “EL EFECTO MENTOR”:

Por Ricardo Yohalmo León E.


Mentor se define en el pequeño Larousse como la persona que sirve de guía o consejera de otra. Chip Bell en su libro “El gerente como mentor” dice que “un mentor es simplemente alguien que ayuda a alguien a aprender algo que de otra manera hubiera aprendido menos bien, más despacio o no hubiera aprendido”. Nótese la ausencia de poder en esta definición: los mentores no son figuras de poder”(1).


La palabra mentor ingreso al español mediante las lecturas de La Odisea, donde ocurre que Ulises (Odiseo en griego) al marchar a la guerra de Troya, temiendo que esta durase mucho, encomienda la educación de su hijo Telémaco a Mentor, el hombre más sabio de Itaca, quien es además muy sensible. “Sabiduría y sensibilidad: dos elementos importantes en un mentor de clase mundial”.


“Los buenos líderes son buenos mentores”, dice Chip Bell, “comunican una visión clara y articulan una dirección precisa. Los buenos líderes suministran retroalimentación sobre el desempeño, inspiran, alientan y, cuando es necesario, disciplinan. Ser mentor es la parte del papel del líder que da por resultado el desarrollo de sus seguidores”.


Fox Conner, el mentor de Eisenhower.


Nadie dudará del liderazgo del trigésimo presidente de los Estados Unidos, General Dwight D. Eisenhower (Ike), quien fue además Comandante Supremo de las Fuerzas Aliadas en Europa durantela Segunda GuerraMundial y posteriormente presidente de la Universidad de Columbia. Su biógrafa, Merle Miller, lo define como “no muy inteligente y algo perezoso” que apenas figuraba en la mitad superior de su promoción de 1905, en West Point, la clase donde “llovieron las estrellas”, ya que produjo 60 generales de la Segunda Guerra.


Después de West Point su carrera no fue distinguida. Nunca pudo entrar en combate, ni siquiera estuvo en Europa durante la Primera Guerra Mundial. Y hubiera seguido con su suerte anodina de no haber compartido experiencias con un formidable mentor que hizo de un oscuro oficial del ejército un líder de Clase Mundial.”


La universidad para uno.


Si Eisenhower se hubiese dedicado simplemente a completar lo esencial habría ascendido tarde o temprano, mas no todos aprendieron esta lección tan bien como él. Pero su ascenso espectacular se debió a la combinación de su decisión de cumplir con los aspectos esenciales en un ciento por ciento con un conocimiento amplio y abarcador del campo elegido. ¿Un conocimiento amplio y abarcador? ¿Ike? Otra vez estamos en deuda con la investigación que hizo Merle Miller para ir más allá del mito.


Eisenhower siguió un curso avanzado de historia y estrategia militares en una “universidad para uno” fundada para él por el comandante que más influyó sobre él, el general Fox Conner. Conner fue el comandante de Ike desde1922 a1924 en Panamá, una guarnición terrible antes del aire acondicionado. Como le dijo el hijo de Conner a Miller: “A veces sólo llevar la bebida o la comida a la boca lo dejaba a uno extenuado” (2).


Para Ike, Panamá fue un punto crucial. Conner estaba convencido de que iba a haber otra guerra y que llegaría en vida de Eisenhower. Más adelante, Eisenhower dijo de Conner: “Todo el asunto de la necesidad de estar preparado para la guerra fue el producto de algo que simplemente se me filtró dentro a partir de las enseñanzas de este hombre”.


Haciendo uso de su vasto conocimiento de la historia y estrategias militares, Conner instruyó a Ike con el método socrático, haciéndole preguntas sobre batallas famosas. ¿Qué tenía en mente Lee a esa altura en Gettysburg? ¿Qué sabía? ¿Qué pensaba que debía hacer? ¿Por qué pensaba eso? ¿Cuál cree usted que habría sido el resultado si hubiese tomado la decisión opuesta?


La historia militar, que había aburrido a Ike en West Point donde se la estudiaba de memoria, se volvió importante y emocionante. Eisenhower decía que Conner estimuló su interés en un momento en que muchos de sus colegas oficiales se estaban “aburriendo”. Estimulado por Conner, Eisenhower comenzó a leer, pidiendo prestado libro tras libro de la vasta biblioteca de su mentor. Leyó a Nietzsche, Tácito y Platón y leyó Sobrela Guerra de von Clausewitz tres veces. “A medida que los leía, trataba de digerir sus temas principales y puntos importantes: era seguro que tarde o temprano el general me haría preguntas sobre ellos”. Eisenhower empezó a clavar grandes mapas sobre una tabla de dibujo en su estudio para estudiar batallas europeas famosas. Se dedicó a leer diversos periódicos técnicos militares (2).


Las conversaciones nocturnas de Eisenhower y Conner generalmente duraban hasta muy tarde y continuaban a la mañana siguiente, a menudo a caballo. Con una extraña premonición, Conner instruyó a Eisenhower específicamente sobre la necesidad de una conducción fuerte entre aliados para combatir contra el enemigo común. Más adelante Eisenhower logró su mayor éxito con la manera en que mantuvo unidos a los jefes militares de Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos en un esfuerzo común durante los críticos días dela Segunda GuerraMundial.


Eisenhower dejó Panamá convertido en un oficial bien instruido con la formación y capacidad para estudiar su arte toda la vida. El estudiante término medio despreocupado y desprejuiciado había desaparecido. Pocos años después, cuando asistió ala Escuelade Comando y Estad Mayor fue el primero de su promoción. Nadie prestó mayor atención entonces, pero algunos de sus compañeros de curso deben haberse preguntado qué había pasado con Ike desde West Point. Es un tipo simpático, deben haber pensado. Quizás a los profesores simplemente les gustó.


Luego Ike recordó su temporada en Panamá como una de “las más interesantes y constructivas de su vida”. Agregó que Fox Conner “ocupa un lugar en mis afectos desde hace años, que ningún otro, ni un pariente, ha tenido” (2).


Resultado de ser un buen alumno


Merle Miller en su libro “Ike, the soldier; as they knew him”, cita a Eisenhower:


“La decisión de destacarme como el mejor en cualquier rama que sirviera, me enfrentó conmigo mismo y me llevó a tomar una decisión de la que nunca renegué ni me arrepentí. Esa decisión fue la de desempeñar cualquier tarea que se me asignara en el ejército, lo mejor que mi capacidad me permitiese y hacer todo lo que tuviera que hacer para tener un historial meritorio, fuera cual fuere la naturaleza de la tarea”.


Y no fue una promesa en vano ya que Eisenhower cumplía sus funciones de una manera destinada a hacer que todos sus jefes lamentaran su partida. De hecho el general McArthur lo lamentó tanto que intentó, sin éxito, evitar que ascendieran a Ike para que pudiese quedarse más tiempo. La reputación de Ike como “buen empleado administrativo” nació de su compromiso inconmovible con la atención “a todos los detalles esenciales de cada trabajo, por pequeños que fueran”. Con el correr de los años, pese a cualquier frustración se convirtió no sólo en un hábito sino en su segunda naturaleza, tal como lo demuestra la siguiente anécdota narrada por Frederick Harmon en “El triunfo del ejecutivo”:


“En septiembre de 1941, se realizaron unas maniobras militares en Louisiana, las cuales se consideraban de capital importancia, ya que todos los oficiales estaban casi seguros que Estados Unidos tarde o temprano entraría en la guerra, que ya duraba dos años en Europa. Con los comandantes mayores ya retirados, los jóvenes mostrarían su capacidad y determinarían los mandos para la guerra futura. Ahí estaba el general George Marshall con su eterna libreta, listo para escribir los nombres de los que lo impresionaran bien. Para sorpresa de todos, el coronel Eisenhower actuó brillantemente. La estrategia que preparó para sus equipos de maniobra destruyó con rapidez al “ejército contrario”. La libreta de Marshall salió del bolsillo y Ike subió. Veintisiete meses después, Eisenhower fue designado Comandante Supremo de las Fuerzas Aliadas que efectuarían aquel memorable desembarco en Normandía el Día D (6 de junio de 1944)”. (2)


¿Suerte? Si, definida la suerte como estar con la preparación adecuada en el momento oportuno, ante la persona indicada. Y para prepararse hay que tener la voluntad, el deseo de aprender sin importar el costo, y Ike demostró a Fox Conner que era un buen seguidor. Si Conner hubiera visto que su alumno mostraba poco interés en sus lecciones, no hubiera insistido y Eisenhower hubiera continuado como el oficial común y corriente que fue hasta ese tiempo.


Otros oficiales de aquella guarnición panameña probablemente pasaron el tiempo quejándose de su mala suerte al tocarles un destino tan terrible. “Bueno, no se puede hacer mucho salvo sacarle el mejor partido posible en el bar del casino de oficiales. Salud y mejor suerte en el próximo destino. De todos modos este se termina dentro de 3 años”. Uno se pregunta qué pensaron estos oficiales 17 años más tarde cuando Ike tuvo tanta suerte al planificar la estrategia que ganó las maniobras de Louisiana.


¿Fue Eisenhower líder desde sus inicios en la milicia? No, pero tuvo un excelente mentor cuyas enseñanzas no pasó desapercibidas. Los gerentes tienen que analizar este caso muy despacio y pensar todo lo que puede usted hacer por sus subordinados, en el caso que usted sea un buen mentor. Buena suerte.


BIBLIGRAFIA CONSULTADA


1. BELL, C.R: El gerente como mentor. Trad. de la 1ª edición en inglés por Editorial Norma. 1ª edición en español. Bogotá, Colombia, 1998, 222p.


2. HARMON, F.G. El triunfo del Ejecutivo. Traducción de la 1ª edición en inglés (1989) por Javier Vergara editores; 1ª edición en español, Buenos Aires, Arg. 1992, 280p.


(Tomado de “Gerencia de Clase Mundial”, de Ricardo Yohalmo Leon E.)


Ing. Ricardo Yohalmo León E.


Master en Administración de Empresas. (INCAE Business School)


Consultoría y Capacitación Empresarial.


yohalmoleon@yahoo.com


http://mercadeomedico.wordpress.com


www.gerenciayempresa.com


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