El capitalismo ha colapsado. Este sistema económico ha generado una riqueza inédita en la historia. Pero, a la vez, ha provocado injusticias, ha maltratado el planeta y ha contaminado los mares. Tanto se ha exprimido la bola que ha reventado. Esta reflexión, de Richard Branson, lleva a una hipótesis: “Hacer el bien es bueno para los negocios”.
La codicia, a la larga, no es rentable. El fundador de Virgin lo explica en su nuevo libro: Screw Business As Usual. “Realmente creo que el capitalismo fue creado para ayudar a la gente a vivir mejor, pero, desafortunadamente, a lo largo de los años ha perdido un poco su sentido. El foco en los beneficios a corto plazo ha hecho que la mayor parte de los negocios olviden la importancia de su actividad a largo plazo para cuidar a las personas y al planeta”.
Branson propone una nueva forma de entender y promover el crecimiento económico, basado en favorecer a las personas y a la naturaleza. Lo llama Capitalismo 24902. El nombre surgió cuando, un día, hablando sobre “el nombre que tenía que capturar el nuevo nivel de responsabilidad que cada uno de nosotros tenemos frente a la comunidad global y cómo esto tenía que convertirse en un movimiento que vaya más allá de los negocios y de un solo país”. “Alguien mencionó que la circunferencia de la Tierra es de 24.902 millas. ¡Y el concepto Capitalismo 24902 nació!”.
La idea sobre la que se construye ese nuevo modelo al que aspira Branson, según escribe en un extracto de su libro publicado en The Guardian, es que “todos y cada uno de los empresarios tienen la responsabilidad de cuidar de todas las personas y el planeta que, juntos, forman una aldea global”.
El compromiso que pide este filántropo multimillonario no es solo una cuestión ética. Es un asunto de rentabilidad. En Screw Business As Usual asegura que si las compañías se convierten en impulsoras del bien, los individuos que trabajen para ellas estarán más motivados y sus marcas destacarán sobre las demás.
“Siempre he creído que cuidando de los empleados de mis empresas, todo lo demás cuidará de sí mismo”, expone en el extracto de The Guardian. “Esto puede ser algo muy simple, como permitir que participen en el accionariado u ofrecerles la oportunidad de dirigir su propio show. Esto nos ha funcionado muy bien y ha creado un grupo de personas muy especial en todo el mundo que no solo son apasionados de Virgin. También quieren hacer las cosas distintas”.
“Lo mejor de todo es que muchas empresas y negocios están haciendo esto de forma instintiva y la gente, en todo el mundo, se está dando cuenta de que, cada día, pueden marcar la diferencia. No importa que sea a escala muy pequeña”, continúa Branson. “De hecho, un negocio que tiene en cuenta el bien social no tiene que ser grande para conseguir un gran impacto. Solo tiene que tener a las personas adecuadas. Hay muchos negocios a pequeña escala en el mundo (desde los distritos de Johannesburgo, los pueblos de la India, las fábricas rurales de queso en Francia, los viñedos orgánicos en Australia, hasta las cooperativas de prendas de punto en Ecuador) que están mejorando la forma de hacer negocios. También hay algunas multinacionales que están empezando a transformarse radicalmente para ser una fuerza para el bien. Las personas en estas organizaciones (grandes y pequeñas) tienen la fuerza de un huracán”.
Pero esto no es una cuestión de responsabilidad social corporativa, matiza el multimillonario. Un concepto que, para Branson, es insuficiente porque se basa en un pequeño equipo de la compañía encerrado en una oficina. “Debería ser algo que todos los empleados tuvieran en cuenta para hacer las cosas distintas en todo lo que llevan a cabo, tanto en el trabajo como en su vida personal”.
En su libro, Branson deja ver su simpatía por el movimiento Occupy Wall Street, según The Guardian. Puede que por eso mismo, y por su talante progresista, FT haya hecho una crítica demoledora de Screw Business As Usual.
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