Por Pepe Flores
¡Oh, el follow back! La reciprocidad en Twitter es una cuestión espinosa. Mientras que muchos argumentan que es cortesía seguir a todos, yo soy de los defensores de la asimetría. En lo personal, me gusta tener mi timeline limpio y ordenado, de modo que mi experiencia en la red social sea la óptima.
Tengo gustos heterogéneos: lo mismo me gusta leer de política o de fútbol, de literatura o de videojuegos. Tampoco tengo restricciones geográficas: es útil tener a alguien de tu ciudad, pero también es interesante charlar con gente de otros países. Sin embargo, si tengo varios criterios bien definidos. Así que — con un poquito de ayuda de mis contactos — les entrego esta lista de cuestiones a observar:
1. Buena ortografía
En mi caso, una buena ortografía es prácticamente indispensable. No me gusta sufrir infartos oculares cuando leo mi timeline. Soy bastante selectivo en ese caso. Ojo, que no pido que todos los tweets inicien con mayúscula y terminen con punto, pero sí me gusta que respeten las normas básicas. Sobre todo, corro de los usuarios que confunden Twitter con un SMS. Para mí, significa que no han entendido de qué se trata. Puedo pasar que se escapen algunos acentos, pero no k m abln aci jaja.
2. Interacción
La interacción es mi criterio principal. Sé que hay mucha gente con tendencias más voyeuristas, pero yo soy de los que disfruta de una buena conversación, aunque sea de 140 caracteres. Charlar es uno de los grandes placeres de Twitter: desde discutir sobre la política nacional hasta bromear sobre el partido de fútbol de ayer. Una opinión, una crítica, un halago, o cualquier comentario siempre son bien recibidos. La retroalimentación es la base. Sin ésta, ¿para qué seguirnos?
3. Números
Yo sí me fijo en los números. No me importa mucho cuánta gente te sigue, sino a cuántos sigues. No me gusta ser sólo una cifra más. Si veo que sigues a más de mil personas, es probable que no te dé follow back. ¿Por qué? Porque a mi parecer, tantos contactos son prácticamente inmanejables, así que lo más seguro es que sólo esté de adorno en tu timeline. Hay que admitirlo: si escribimos, es porque nos gusta que nos lean, que nos respondan, que nos comenten. Por eso trato de mantener un cierto número de contactos (o usar listas): te sigo porque me interesas.
4. Red de contactos
Me fijo también en quién más te sigue. Hay usuarios en cuyo gusto confío casi ciegamente. Si él te sigue, me basta para darte follow. Es una especie de sello de garantía. Hay personas que es mejor seguirlas en tándem, porque espiar sus conversaciones es un deleite. Una de las cosas más divertidas y enriquecedoras de Twitter no sólo es interactuar con otros, sino también ver cómo se comunican estas redes. Si no me creen, echan un vistazo un día alguna conversación entre los editores de ALT1040 y se destenillarán de la risa.
5. Compartir información
Me gusta leer. Si alimentas mi hábito lector, tienes un puesto asegurado, sea que estés reportando un evento, dándole seguimiento a una noticia, o sólo me mandes un vídeo gracioso. Los enlaces que una persona comparte dicen mucho de ella. Respeto, sobre todo, al que da promoción al trabajo de otras personas. Twitter es una fuente inagotable de información. Si ayudas a diseminarla, bienvenido.
6. Favstar
¡Oh, Favstar! Quizá muchos no conozcan este servicio, pero es un sitio que te dice cuántas veces un tweet tuyo ha sido marcado como favorito por otros usuarios. En este sentido, funciona como una excelente tarjeta de presentación. Es como mirar un condensado de su timeline. Eso sí, ten cuidado de no seguir a un favstar whore, pero al final terminan siendo de los más engorrososo. Es casi como tener a un mendigo que pide una moneda por cada frase que publica.
7. Tolerancia
Por último, busco tolerancia en mi timeline. No me gusta leer mala vibra. Generalmente no tengo problemas con las preferencias partidistas o religiosas, pero tengo prohibidos a los homofóbicos, a los pseudonazis y demás incendiarios. Me gustan los críticos, no los criticones. Si veo que atacas a otros en tus replies (sobre todo, hablando a sus espaldas), no mereces mi atención.
¡Oh, el follow back! La reciprocidad en Twitter es una cuestión espinosa. Mientras que muchos argumentan que es cortesía seguir a todos, yo soy de los defensores de la asimetría. En lo personal, me gusta tener mi timeline limpio y ordenado, de modo que mi experiencia en la red social sea la óptima.
Tengo gustos heterogéneos: lo mismo me gusta leer de política o de fútbol, de literatura o de videojuegos. Tampoco tengo restricciones geográficas: es útil tener a alguien de tu ciudad, pero también es interesante charlar con gente de otros países. Sin embargo, si tengo varios criterios bien definidos. Así que — con un poquito de ayuda de mis contactos — les entrego esta lista de cuestiones a observar:
1. Buena ortografía
En mi caso, una buena ortografía es prácticamente indispensable. No me gusta sufrir infartos oculares cuando leo mi timeline. Soy bastante selectivo en ese caso. Ojo, que no pido que todos los tweets inicien con mayúscula y terminen con punto, pero sí me gusta que respeten las normas básicas. Sobre todo, corro de los usuarios que confunden Twitter con un SMS. Para mí, significa que no han entendido de qué se trata. Puedo pasar que se escapen algunos acentos, pero no k m abln aci jaja.
2. Interacción
La interacción es mi criterio principal. Sé que hay mucha gente con tendencias más voyeuristas, pero yo soy de los que disfruta de una buena conversación, aunque sea de 140 caracteres. Charlar es uno de los grandes placeres de Twitter: desde discutir sobre la política nacional hasta bromear sobre el partido de fútbol de ayer. Una opinión, una crítica, un halago, o cualquier comentario siempre son bien recibidos. La retroalimentación es la base. Sin ésta, ¿para qué seguirnos?
3. Números
Yo sí me fijo en los números. No me importa mucho cuánta gente te sigue, sino a cuántos sigues. No me gusta ser sólo una cifra más. Si veo que sigues a más de mil personas, es probable que no te dé follow back. ¿Por qué? Porque a mi parecer, tantos contactos son prácticamente inmanejables, así que lo más seguro es que sólo esté de adorno en tu timeline. Hay que admitirlo: si escribimos, es porque nos gusta que nos lean, que nos respondan, que nos comenten. Por eso trato de mantener un cierto número de contactos (o usar listas): te sigo porque me interesas.
4. Red de contactos
Me fijo también en quién más te sigue. Hay usuarios en cuyo gusto confío casi ciegamente. Si él te sigue, me basta para darte follow. Es una especie de sello de garantía. Hay personas que es mejor seguirlas en tándem, porque espiar sus conversaciones es un deleite. Una de las cosas más divertidas y enriquecedoras de Twitter no sólo es interactuar con otros, sino también ver cómo se comunican estas redes. Si no me creen, echan un vistazo un día alguna conversación entre los editores de ALT1040 y se destenillarán de la risa.
5. Compartir información
Me gusta leer. Si alimentas mi hábito lector, tienes un puesto asegurado, sea que estés reportando un evento, dándole seguimiento a una noticia, o sólo me mandes un vídeo gracioso. Los enlaces que una persona comparte dicen mucho de ella. Respeto, sobre todo, al que da promoción al trabajo de otras personas. Twitter es una fuente inagotable de información. Si ayudas a diseminarla, bienvenido.
6. Favstar
¡Oh, Favstar! Quizá muchos no conozcan este servicio, pero es un sitio que te dice cuántas veces un tweet tuyo ha sido marcado como favorito por otros usuarios. En este sentido, funciona como una excelente tarjeta de presentación. Es como mirar un condensado de su timeline. Eso sí, ten cuidado de no seguir a un favstar whore, pero al final terminan siendo de los más engorrososo. Es casi como tener a un mendigo que pide una moneda por cada frase que publica.
7. Tolerancia
Por último, busco tolerancia en mi timeline. No me gusta leer mala vibra. Generalmente no tengo problemas con las preferencias partidistas o religiosas, pero tengo prohibidos a los homofóbicos, a los pseudonazis y demás incendiarios. Me gustan los críticos, no los criticones. Si veo que atacas a otros en tus replies (sobre todo, hablando a sus espaldas), no mereces mi atención.
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