Para todo emprendedor, si hay algo que le quita el sueño es la competencia, pues consideran, y con razón, que ella será el principal obstáculo a vencer en el desarrollo de su proyecto.
Pero no necesariamente debe ser así. Todo depende desde el ángulo en que se miren las cosas.
Hay que partir con aceptar que la competencia es inevitable, que es inherente a toda actividad que el ser humano desarrolle.
La competencia puede ser el mejor objeto de estudio para entender el mercado, el cliente, el mismo producto o servicio.
La competencia nos puede ofrecer información sobre cómo se deben hacer las cosas y lo más importante, cómo no se deben hacer.
La competencia nos ofrece información de primera mano que de otra forma no sería posible conseguir sino haciendo las cosas por sí mismo, lo que indudablemente exige tiempo y tener que recorrer un camino de mas fracasos que de éxito.
Es por eso que la competencia, en lugar de mirarla como un enemigo, debe mirarse como un objeto valioso de estudio que nos ayudará a realizar nuestro propio trabajo.
De hecho, cuando se inicia un estudio de factibilidad de cualquier proyecto, uno de los primeros aspectos objeto de estudio, es precisamente la competencia.
Muchos emprendedores se abruman cuando su proyecto debe enfrentase a una competencia feroz, lo cual, más que ser negativo, puede ser muy positivo, puesto que si se tiene una competencia fuerte, quiere decir que hay alguien haciendo las cosas muy bien, y que si la sabemos estudiar u analizar, aprenderemos de ella muy rápido.
En conclusión, siendo la competencia inevitable, lo mejor es buscarle el lado positivo, que siempre lo tiene.
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