Las diferencias culturales enfatizadas por el mercado, hace que las realidades sean tan distantes como las latitudes en las que se encuentran. Mientras unos están sometidos a una alimentación originada por las tendencias de la industria, otros siguen comiendo lo mismo que sus tatarabuelos en una demostración de soberanía alimnetaria.
Los primeros están más vinculados y proclives a la obesidad y sus enfermedades satélite, mientras que los otros cultivan un estilo de vida bastante más saludable. Estos últimos, curiosamente no pertenecen al denominado “Primer Mundo”, sino todo lo contrario. Son ciudadanos de tercera, o cuarta, pero se mantienen en primera línea en el cuidado de su cuerpo por medio de la nutrición diaria.
Esto es lo que patentó el fotógrafo Peter Menzel en su libro “Hungry Planet: What the World Eats” (“©Peter Menzel www.menzelphoto.com. Ten Speed Press, published in 2005), al retratar a 30 familias de 24 ciudades en distintas partes del mundo.
Es impactante ver cómo entre más desarrollo tienen las sociedades, las comidas hacen eco de su sofisticación con productos altamente procesados y artificiales. Por otra parte, se ve claramente las diferencias entre ricos y pobres y las condiciones alimentarias en las que se encuentran.
Mira la galería de fotos!!!
Fuente: Global Food Disparity: A Photo Diary (Dailykos)
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