Los elefantes ya son un medio de transporte en algunos países. No es un medio muy eficiente ni masivo, pero desde hace milenios hay relatos de paquidermos operando como montura y a veces como montacarga al servicio del hombre. Lo que no nos esperábamos era que en sus excrementos pudiera estar la respuesta al callejón sin salida del petróleo.
Investigando el funcionamiento del intestino del elefante, un grupo de científicos descubrió que el noble animal es capaz de digerir azúcares que otras especies no pueden. Mientras el común de los herbívoros deja gran parte de la celulosa sin procesar, el elefante va un paso más allá y la degrada casi por completo. En sus heces se puede encontrar una mezcla única de enzimas, microorganismos y restos degradados del alimento. Según los científicos, esta mezcla es capaz de reaccionar con otras enzimas dando lugar a un biocombustible con lo que en otro caso serían desechos vegetales sin utilidad.
La idea de fondo no es hacer granjas de elefantes y cosechar su excremento, sino replicar el proceso bioquímico subyacente para convertir en biocombustible todos los desechos vegetales provenientes de pastizales y raleos, que hoy son sencillamente basura. En esto, el descubrimiento se diferencia de investigaciones anteriores que apuntaban a acopiar estiércol de elefante para aprovechar el comportamiento de ciertos hongos hallados en él, un descubrimiento que constituye un valioso antecesor para las nuevas investigaciones, pero cuyo mayor defecto era no solucionar la degradación de chips de madera, que con el nuevo proceso sí pueden aprovecharse.
Este cambio es justamente la razón de la buena acogida que está teniendo el descubrimiento en la comunidad científica: a diferencia de otros biocombustibles, acá no se está planteando sacrificar terrenos que debieran destinarse a alimentos, ni hay que contar la huella de carbono del cultivo de especies propicias para los biocombustibles. El biocombustible obtenido del sistema elefantístico no sólo es gratis en ese aspecto, sino que además evita el consumo y las emisiones derivadas del mismo hecho de transportar desechos vegetales a sus respectivos rellenos sanitarios, una tarea que hoy representa aproximadamente el 10% del gasto total en combustible por concepto de transporte en Europa.
Otra gran diferencia con estudios anteriores, es que en este caso no se quedará en papers y documentales: El gigante holandés DSM ya anunció que invertirá en aterrizar y aprovechar la tecnología en plantas de Europa y Estados Unidos, estimando que se pueden producir 90 mil millones de litros para el año 2020, satisfaciendo el 60% del consumo de combustible actual y disminuyendo hasta en un 40% las emisione gases de efecto invernadero provenientes de vehículos.
No hay cómo saber qué proporción del uso de combustible representarán 90 millones de galones para entonces, pero sí es posible anticipar que, a menos que los gobiernos se involucren activamente en este tipo de inversiones, será otro invento prodigioso que quede en nada.
Link: Les excréments des éléphants pourraient sauver la planète (Gentside)
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